Militantes sindicales o juntavotos.
¿Con quién es el compromiso?
En estos meses de Consejo de Salario, salen a relucir viejas aspiraciones y reivindicaciones de los asalariados del país. Luchas cargadas de anhelos, de esperanza de achicar aunque sea un poquito la injusticia. Mejorar los magros ingresos y las condiciones de trabajo.
Pero no sólo los trabajadores operan en este periodo de negociación colectiva. Los sectores empresariales salen duro públicamente. Ellos juegan duro todos los días, a través de la represión, el miedo, la amenaza, la especulación y el manoseo. Pero en estos periodos salen a cara descubierta y como conjunto, con un claro planteo político. Explotar aun más a los trabajadores; eficiencia, productividad, etc.
Y el gobierno también juega, como fiel de la balanza en este caso. En un momento histórico donde los trabajadores aún no tienen la organización y decisión necesaria para torcer el rumbo, la posición del gobierno como “tercero en discordia” es quien muchas veces termina inclinando la balanza. Y como no podía ser de otra manera en el marco del capitalismo, el poder político se articula finamente con el poder económico. Se deben favores mutuos, se retroalimentan, y por tanto son aliados naturales aunque los discursos puedan discurrir por diversas literaturas.
